Granada y sus católicos vivieron unos días grandes en torno a la fundadora de la orden del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, la granadina Maria Emilia Riquelme y Zayas, unos días llenos de convivencia, vigilias y mucho amor alrededor de la figura de la madre fundadora de las misiones. Unos días que tuvieron su culmen con el acto de Beatificación en la Santa Iglesia Catedral de Granada, rodeada de miles de devotos y fieles llegados de todos los rincones del mundo. La Beata granadina volvió en procesión de gloria, con la ayuda de la Hermandad de la Concepción de Granada cuyos costaleros fueron los encargados de tener el orgullo de portarla y sus acólitos de abrir paso a la nueva Beata por las calles de nuestra ciudad. Unos días históricos e inolvidables repletos de la fe más autentica vista en muchos años.